"Si en la Primera Escuela se enseñara a Raciocinar, habría menos embrollones en la Sociedad, empachados de silogismos salen los jóvenes de los Colegios a vomitar Paralojismos, por las tertulias, de ahí vienen los sofismas, que pasan por razones, en el trato común y llegan hasta ser razones de Estado en los Gabinetes ministeriales"
SIMÓN RODRIGUEZ

martes, 8 de marzo de 2011

PERSPICACIA ESPIRITUAL Y SEMIÓTICA

Si todo está rodeado en este mundo, si todo es a la vez circundante y circundado, hace falta una capacidad de interpretación, de lectura de las propias circunstancias. Ella fundará una relación distinta con las cosas y con los seres. Las propuestas de don Simón nos acercan mucho a aquella de la “vida social como sistema de signos”. Interesa tanto el reconocimiento de esto como la insistencia en la capacidad de lectura. Los fundamentos presentados en el capítulo anterior nos permiten reconocer esa vida social así percibida, Pasemos ahora a revisar la facultad necesaria para la interpretación:

“PERSPICACIA, es la facultad que cada sentido tiene, con exclusión de los demás, para percibir las diferencias que distinguen un objeto material de otro. Todos los hombres están dotados de esta facultad: su privación total de estupidez absoluta…”

Punto de partida: las impresiones, la relación con las cosas, pero ahora vistas desde el sujeto. Elemento central en la argumentación: “percibir las diferencias”. Este concepto pasará a primer plano en los pasos siguientes.

“Perspicacia espiritual, gusto o Estética, es sentir bien todas las diferencias que distinguen un objeto de otro, cuando el sujeto de la observación es un estado de cosas o una acción –Esta facultad no puede ejercerse sino asociando y combinando situaciones o movimientos, y no es dada a todos los hombres”.

Dos conceptos preciosos acá: gusto o estética y sentir bien. Don Simón no dice “reconocer” “tomar conciencia”, “analizar”. Mantiene la referencia a la definición inicial, esto es, considera la posibilidad de captar algo en su totalidad como un modo de sentir los estados de cosas y las acciones. Las Palabras “estética” y “gusto” no aluden aquí al arte, sino a la raíz del primer término, que tiene relación con el comercio, con los sentidos. La facultad “no es dada a todos los hombres”, don Simón reconocía la existencia de un “talento natural”, pero se la puede desarrollar, educación mediante.

“No obstante todos sienten una necesidad de juzgar, aunque no hayan nacido para jueces: esta es la causa de la injusticia de los hombres, contra la cual claman por un principio de justicia- (…) La constitución, los afectos, la situación, el tiempo, las facultades, los medios deciden, para un juicio en que domina el gusto, la necesidad o la conveniencia de una acción”.

Aparece con toda claridad en este párrafo la intención del maestro. No nos ha invitado a racionar sobre las perspicacia por una cuestión teórica, su preocupación es la “necesidad de juzgar”. Cuando la misma se practica sin tomar en cuenta la totalidad de condiciones de un proceso, se cae en la injusticia. El juicio requiere de todos los elementos mencionados. Cuando tratemos el tema de la opinión podremos percibir la importancia que tenía para don Simón el juicio fundado en razones, en conocimiento de totalidades. Uno de sus constantes enemigos fue, precisamente, el juicio aventurado, carente de bases. Se quejó siempre del daño que hace a los pueblos la opinión apoyada en meros pareceres.

“Los medios llaman al estudio de este conjunto de influencias, indicadas por signos peculiares a cada una SEMIÓTICA, y su clasificación SINTOMATOLOJÍA, tratado de las concurrencias, es decir, medicina jadiciaria. El médico que no es perspicaz, sensible, delicado, refiere todos los signos al signo dominante –las semejanzas o diferencias aparentes lo confunden- sus concepciones son erróneas –y su juicio aventurado. No es culpable; pero es perjudicial: no tiene sagacidad para descubrir síntomas que se le presentan disfrazados –no advierte que resaltan poco- atribuye sus yerros a faltas que no están en lo que juzga, sino en su atención o en su capacidad”.

Hemos recorrido muchos años en nuestra América para llegar a percepciones similares a las que nos ofrece don Simón.

Abordar situaciones, mensajes desde una perspectiva parcial, dejarse llevar solo por el signo dominante, cuando todo se resuelve en totalidad de signos, de acciones, de influencias; atribuir nuestros yerros y faltas a lo que estamos analizando, y no a nuestra capacidad…¿No es todo esto una presentación preciosa de lo que venimos pregonando en nuestras escuelas de comunicación como destino de la lectura crítica? Don Simón no solo propone esta última, la práctica en sus ataques a la opinión y en su Defensa de Bolívar; toda esta obra, de la cual estamos tomando las citas que ahora nos ocupan, es un trabajo discursivo impecable, una impecable aplicación de recursos de lectura crítica.

Pero sigamos el viento maravilloso de su argumentación:

“sobre estos datos debe fundarse la definición del entendimiento o (figuramente) del talento. Descubrir diferencias, donde el común de los hombres no ve sino semejanzas, o viceversa. No ver sino semejanzas, donde el común de los hombres supone diferencias, en breves términos PERSPICACIA INTELECTUAL”

La base del entendimiento está en el sentir bien, por lo que no estamos ente una propuesta de abordaje teórico-conceptual de las situaciones y de los procesos. “No hay teoría sin practica”, en este punto don Simón no admitió fantasmas, fantasías.

Y como el destino de todo el discurso es el trabajo político, la práctica de esa percepción esa totalidad se orienta hacia la educación, hacia el buen gobierno. Veamos otra forma de presentar el asunto:

“OBSERVAR, es ponerse delante de un objeto, para guardarlo, es decir, para apropiárselo. REFLEXIONAR es hacer reflejar la imagen entre: el objeto que le da y el sentido que la recibe. Meditar es ponerse EN MEDIO, de las imágenes para compararlas, es ver a un lado y otro. EL GOBIERNO DEBE, abrir los ojos para OBSERVAR, fijarlos para REFLEXIONAR y cerrarlos para MEDITAR”.

Podríamos multiplicar los ejemplos. El ejercicio de esta capacidad no se convierte en algún jueguito intelectual. la “jente nueva” será formada en esta perspicacia, habrá que cambiar costumbres de opinión, habrá que pedir a los gobernantes que rijan su acción por estos principios. En la percepción de la complejidad social, en no dejarse llevar por los signos dominantes, se juega el destino de la utopía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario