En Nuestros días, no es permitido abogar por la ignorancia: consérvela, en hora buena, los que estén hallados con ella –encarezcan su importancia, los que vivan de la honrosa industria de comprar y vender miserables…los que no se avergüencen de tener cría de cautivos para subsistir, y se llenen la boca hablando de su ESCLAVATURA…síganlo haciendo; pero encerrados en los límites de su conveniencia. No insulten la sana razón, haciendo pregonar papeles, por las calles, para disponer la opinión a favor del tráfico de negros –no ofendan al gobierno con indirectas, para que apoyen una pretensión tan opuesta á los principios de humanidad, que han consagrado las leyes modernas –no aprendan, pero dejen aprender –guarden para sí lo que saben, ó afecten no querer saber, para recomendar mejor la ignorancia; pero dejen a otros tomarse el trabajo de instruir…seguros de que nada enseñarán que no lleve el bien común por objeto.
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